domingo, 31 de mayo de 2020

Los errantes, de Olga Tokarczuk


"Muévete, no pares de moverte. Bienaventurado es quien camina."

         Olga Tokarczuk, la escritora polaca que recibió el premio nobel de literatura de 2018 en 2019, ya había sido reconocida con el premio Man Booker International por Los errantes, la novela de la que os quiero hablar hoy aquí. Los errantes fue publicada por primera vez en polaco en 2007, con el título Bieguni  (el nombre de una secta eslava -posiblemente ficticia- cuya vida consiste en el movimiento constante para así poder escapar de las garras del diablo) y de su novela dice la autora:
"no es un libro de viajes... No es un diario de viaje ni un reportaje. Pretendo mirar más allá de lo que significa viajar, moverse, desplazarse."
         Entonces ¿qué es? porque no estamos ante la estructura clásica de la novela que cuenta una historia con un comienzo, un nudo y su correspondiente desenlace. Estamos antes que nada ante un mosaico de historias de diferente índole que van desde el apunte de viajes tomado a vuelapluma a una narración más estructurada como la que tiene como protagonista a Kunicki, un hombre que pierde a su mujer y a su hijo en un viaje a una isla croata (que además interrumpe y luego retoma al final del libro) o la de los viajes del doctor Blau, o la que cuenta cómo Ludwika consigue introducir en Polonia el corazón disecado de su hermano Chopin o la biografía ficticia de Philip Verheyen, el científico holandés del S. XVII que escribía cartas a su pierna amputada... Encontramos también una narración epistolar como las cartas que dirige a Francisco I la hija de Solimán pidiendo que le devuelva el cuerpo momificado de su padre y alguna tan emocionante como el encuentro de la narradora con el amante de la adolescencia que le pide el último favor.
         La idea que da sentido a esta aparente maraña narrativa, es la idea del viaje, de lo que supone ir más allá del puro desplazamiento (el libro se titula en inglés Flights). Nosotros, con nuestros aeropuertos y con nuestras rutas aéreas somos los modernos Errantes, siempre en fuga, huyendo del tiempo, el auténtico protagonista de la novela, y por eso se recrea en  contar la historia de los embalsamientos, del esfuerzo humano por salvar el cuerpo de la corrosión de los años, y así comienza con los coleccionistas de monstruosidades (malformaciones conservadas en diferentes mixturas) del S. XVII, los modelos de cera, la plastinación y termina en la actualidad con la preservación polimérica.
         Es un libro grandioso porque abarca infinidad de contenidos y un sinnúmero de estructuras y géneros literarios, un compendio muy personal y a la vez de grandísimo interés para un lector avezado. Un consejo, absténganse neófitos de la literatura y cerebros oxidados: Olga vuela alto.

sábado, 9 de mayo de 2020

La amiga estupenda, de Elena Ferrante



"Tú eres mi amiga estupenda, tienes que llegara ser la mejor de todos"

Por fin he leído La  amiga estupenda y ha sido un descubrimiento maravilloso. Había oído hablar de esta mujer ( no sabemos nada cierto de ella) y de su habilidad para contar, pero no me imaginaba que su destreza literaria iba a devolverme a la adolescencia, a aquella época en que devoraba libros sin parar, cuando leía en cualquier sitio, a cualquier hora del día, en cualquier momento del año, escondida incluso para que nadie me interrumpiese (mi madre siempre preocupada, no leas tanto, vas a dejarte la vista en los libros, como así ha sido). ¡Qué admirable habilidad la del escritor capaz de sustraernos a la realidad con tal intensidad que no reparamos en tiempo, ni en familia, ni en amigos, prefiriendo su abrazo portentoso que nos engulle para luego devolvernos a otra realidad, mucho más interesante que la nuestra por lo general. Y si no lo es, el autor hace que lo veamos así. ¡Quién tuviera tal poder!
He habitado en los últimos días un barrio pobre de las afueras de Nápoles en las décadas de los cincuenta y los sesenta y he sido testigo de la amistad entre Lenu y Lila, desde que se hacen amigas inseparables de pequeñas (precioso ese juramento de amistad que es el episodio de las muñecas) hasta que se hacen adolescentes y Lila se casa con sólo dieciséis años.
Lenu es la narradora y a través de sus ojos somos testigos de la violencia y la pobreza del barrio, y de las relaciones que se establecen entre sus moradores (menos mal que al principio se dedican un par de hojas a explicar quién es quién; hay muchísimos). El hilo que vertebra la narración es la relación entre las dos amigas, la bondadosa y estudiosa Lenu y la inteligentísima y ¿mala? Lila. Es una relación de fidelidad sí, pero también de competencia, la una el espejo invertido de la otra, aunque conmueve la dependencia de Lenu con respecto a su amiga.
A la infancia le sigue la adolescencia donde la relación  entre ellas se hace más compleja si cabe, al tiempo que a través de la Lenu adolescente somos capaces de entrar más adentro en la psicología de los personajes del barrio, los enfrentamientos entre los chicos, las alianzas entre las chicas, las rencillas familiares con el trasfondo político de la posguerra, el mercado negro y la corrupción.
Salir de aquello no es fácil. Lenu es la primera que lo consigue. Gracias a sus logros como estudiante hace el bachillerato en Nápoles y poco a poco comienza a separarse primero de Lila y después de sus amigos y familia. Es en la boda de Lila cuando toma conciencia de lo diferente que es a todos ellos, de su falsa pertenencia y donde apura hasta el fondo su soledad. Lila, por su parte, consigue escapar de la miseria llevando con ella a su familia al casarse con uno de los chicos más ricos del barrio, pero Ferrante no nos va a permitir que acabemos el libro sin que sopesemos su significado al completo, gracias a un mínimo detalle. ¿Cómo no voy a salir a por el siguiente volumen en cuanto abran las librerías?