sábado, 4 de marzo de 2023

El río de cenizas, de Rafael Reig


 " ... para la astracanada de la vejez el único telón es la muerte, esa cosa seria, singular y distinguida, según dicen, y sin duda alguna irrepetible."

            La nueva novela de Rafael Reig es bien diferente a lo que nos tiene acostumbrados. El relato festivo ha dado paso a uno de mayor consistencia, de mayor profundidad, entre otras cosas porque versa sobre el tema de la vejez y la muerte.

            Sin embargo, como si la risa fuera algo inherente a su escritura, ésta no puede dejar de aparecer también en este relato ya desde su planteamiento. El protagonista es un anciano viudo al que un ictus ha dejado algunas secuelas de movilidad que le impiden desenvolverse con autonomía, así que se va a vivir a la residencia Los Carrascales justo cuando estalla una pandemia mundial (una parodia del Covid-19) en la que la enfermedad es transmitida por gorriones a través del oído. La coexistencia en Los Carrascales da a lugar a situaciones divertidísimas que alternan, ocupando mayor extensión a medida que el relato transcurre, con otras más densas en las que el escritor reflexiona sobre su vida pasada, la vejez y la muerte. Es un hombre ilustrado que lee a Santa Teresa y a Salustio al tiempo que bebe ginebra sin parar. Es un hombre que ha vivido intensamente y que ya, a las puertas de la muerte, reivindica su vida, la vida ante todo.

            Como ya he dicho, el humor corrosivo al que Reig nos tiene acostumbrados, también tiene cabida aquí. Recuerdo ahora la descacharrante escena en el Asador Teodoro, que no tiene desperdicio, también las frases sentenciosas, no exentas de retranca, en las que aconseja a su hijo hacerse con un abogado ante su inminente divorcio o simplemente la astracanada en su forma más pura.

            El humor limpio y grotesco que riega la novela (como cuando describiendo las consecuencias de la pandemia cuenta que Guardias Civiles tiran con escopeta de balines a los gorriones o que hay caballeros que llevan atado a la cintura un extintor por si alguien entra en combustión...) junto a una prosa magnética, precisa y vivaz, siempre accesible y fluida, son razones más que suficientes para leer este entretenido libro el próximo fin de semana, por ejemplo.