viernes, 27 de marzo de 2020

La única historia, de Julian Barnes


"¿Preferirías amar más y sufrir más o amar menos y sufrir menos?"

            Con esta pregunta comienza la última novela de Julian Barnes (Anagrama, 2019), otra más de sus buenas novelas. Escrita en la línea de El sentido de un final (que os recomiendo vehementemente) en su análisis y exposición de los meandros del amor, es narrada por un envejecido y desilusionado Paul que cuenta su historia de amor con Susan, una mujer casada mucho mayor que él, desde su comienzo cuando solo tiene 19 años hasta su madurez. Es una historia de amor pero también de crecimiento personal, en la que Barnes reflexiona sobre algunos temas como el amor, el matrimonio, la memoria, las palabras, las convenciones sociales, el papel de la mujer y del hombre... sobre el fundamento de la felicidad.
            De todos ellos es al amor al que más tiempo dedica. Lo analiza desde la concepción de un joven e inexperto Paul en la primera parte (contada en primera persona) que lo define como una fuerza disruptiva y sísmica; el joven identifica amor y verdad, íntimamente convencido de que ambos son inseparables. Su inexperiencia y su desconocimiento del mundo guían sus acciones y sus pensamientos "yo pensaba que se podían amputar trozos de una vida sin dolor ni complicación" (p114). La flema y el distanciamiento con que lo cuenta hace que a veces lo más dramático resulte divertido.
            La segunda parte de la novela (contada en la segunda persona narrativa) se centra en la evolución de la relación que, debido a los reveses de la vida y a la historia que cada uno arrastra consigo, pasa de la felicidad al dolor, a la rabia y a la culpa. Aquí asistimos a la pérdida de la inocencia que acompaña al conocimiento ("la idea de violencia ejercida por maridos con un título de Cambridge me parecía entonces incomprensible" p.103), al descubrimiento de los abismos de las relaciones interpersonales, al descubrimiento de uno mismo y al de la cascada de consecuencias que nuestras decisiones acarrean. Hay sitio también para el análisis social, la crítica de la moral burguesa y para los jóvenes adiestrados en proseguir con  los roles heredados, una juventud remilgada, sin imaginación y falsamente virtuosa que le hace sentir superior.
            En la tercera parte (escrita en tercera persona) el narrador nos detalla el fin de la relación sin mucha demora, para luego extenderse en la vida de Paul sin Susan. Nos relata su vida nómada fuera de Inglaterra, cambiando de trabajo y de relaciones, incapaz de mostrar apego, dañado para siempre por su historia de amor, la única historia, que analiza casi obsesivamente buscando una explicación.
            "Se preguntó si había interpretado mal la imagen indeleble que le había          perseguido toda su vida: la de estar en la ventana del piso de arriba    sosteniendo a Susan por las muñecas. Quizás lo que había ocurrido no fuera   que había perdido las fuerzas y la había dejado caer. Quizás la verdad fuera que ella lo había arrastrado con su peso y que él había caído también."
            Casi al final del libro nos encontramos con esta brillante metáfora, que resume muy bien su única historia. Las reflexiones que desgrana un envejecido Paul en las últimas páginas acerca de la experiencia humana muy bien podrían ser las del propio autor.

viernes, 20 de marzo de 2020

Gente normal, de Sally Rooney


"Qué extraño sentirse completamente bajo el control de otra persona, pero también qué normal"
             La historia de amor entre dos adolescentes irlandeses de Sligo, que se reinicia durante sus estudios en el Trinity College de Dublín y va más allá aún en el tiempo, es de todo menos normal. Pero no me extraña su título, el libro está lleno de ironía soterrada y pullas intelectuales.
                Marianne y Connell son diferentes al resto desde el comienzo del libro. Él, aunque muy popular en la escuela, vive bajo la sombra de un sentimiento de no pertenencia (clase baja, hijo de madre soltera... pero ésta no parece ser la razón) y ella, solitaria, independiente y, aunque de buena familia, vive al margen de una forma poco corriente; ambos se ven atraídos mutuamente por un amor tan apasionado como pueda ser el primer amor. Pero ni siquiera éste es normal, porque está teñido de la completa sumisión de Marianne y el oscuro miedo de Connell a que lo asocien con ella y así, de este modo, su reputación se resienta.
                La pareja vuelve a encontrarse en la Universidad de Dublín, donde ella es la popular y él el marginado, y comienza entonces una serie de encuentros y desencuentros que ocupan la mayor parte del libro. El hecho de que éstos vengan precedidos de imperdonables errores de comunicación hace que el lector acabe impacientándose (¿Por qué no te explicas mejor?, acabas por querer preguntarle a cualquiera de los dos). Otras consideraciones que atañen a la novela son los problemas de clase, la reputación, el desconocimiento de uno mismo y de los demás... Es una novela de personajes, de dos personajes en concreto, Marianne y Connell, porque el resto aparece bastante desdibujado. No es un gran problema desde mis punto de vista que los amigos/enemigos aparezcan sin mayores consecuencias, pero sí lo es en el caso de algunos de ellos. Por ejemplo, la madre de Marianne, Denise, que apenas aparece dibujada al igual que su hermano Alan y, sin embargo, ambos deberían ser piezas fundamentales ya que juegan un papel muy importante en el desarrollo psicológico de la protagonista. La otra madre de la historia, Lorraine, es la madre de Connell; es una madre perfecta, comprensiva y orgullosa de su hijo, pero cuesta creer que procediendo de una familia con un record criminal y habiendo tenido a su hijo con diecisiete años, esto no se deje ver en su personalidad ni en la de la gente alrededor.
                En fin, estamos ante una novela que se lee con interés cuando sucumbes a una historia triste y bien tramada, a unos personajes con los que llegas a impacientarte porque esconden sus emociones tras las palabras, cuando, en definitiva, te pliegas a los meandros de su psicología a veces confusa, a veces brillante. Él lee a Jane Austen, quizás podamos establecer una relación entre los protagonistas de Orgullo y Prejuicio y los protagonistas de la historia: los diálogos ingeniosos, los malentendidos, las interpretaciones equivocadas, el conflicto de clase en la mente del otro...
Sally Rooney es una autora muy joven. Con Conversaciones entre amigos (2017) consiguió el reconocimiento del mundo de las letras, y con esta novela, escrita tan solo un año después, se ha reafirmado como una novelista interesada en la psicología de los personajes; estaremos atentos a su próxima publicación.