"La realidad es una ficción con un presupuesto ilimitado... El dinero está en el corazón de todo"
Seguramente Fortuna
no
se ha titulado Dinero (y esto es
un apreciación personal) porque este título ya lo había escogido Martin Amis
para su novela de 1984, que critica el consumismo de los años ochenta. Sin
embargo, esto, el dinero, es protagonista absoluto de la historia que cuenta
Hernán Díaz. O casi.
Fortuna es el
retrato de Andrew Bevel, un poderoso magnate americano, y su esposa Mildred en
el Nueva York de los años veinte y treinta. El relato de sus orígenes, su
actividad profesional, desde su éxito en los negocios a partir de la herencia
familiar hasta el Crash de 1929 y el
posterior deterioro, todo se entremezcla con lo personal dando como resultado una
historia algo similar a la del recordado
magnate que ya narró Fitzgerald en El gran Gatsby:
intrincadas actividades financieras, la tragedia de la muerte de la joven
esposa, la actividad filantrópica de ésta... hasta la muerte del gran hombre a
los 62 años de un ataque al corazón. O casi.
Porque la novela se
organiza en cuatro partes y en cada una de ellas obtenemos una visión diferente
del magnate y su esposa. La primera parte es contada por un novelista que
aplica su imaginación allí donde lo ve necesario para crear una tragedia muy
del gusto de los lectores de la época. La segunda es una autobiografía firmada
por el propio Bevel, en la que trata de resarcir su nombre al tiempo que falsea
sus recuerdos en un tono grandioso que recuerda a las autobiografías de grandes
hombres como Benjamin Franklin o Rooselvet. Al tiempo que se justifica a sí
mismo retrata a su mujer en un tono blando y condescendiente que despista
definitivamente al lector. En la tercera parte, Ida Patienza, la hija de un
emigrante italiano anarquista, se descubre como la redactora auténtica de esa
autobiografía en un relato apasionante en el que no dejo de fluctuar entre las tres historias
para averiguar dónde está "la
verdad". La última parte pertenece al diario íntimo de Mildred, donde
vemos a una mujer completamente diferente a lo que se nos había contado de
ella.
El estilo de las
cuatro partes difiere en consecuencia, debido a las diferencias temporales que
hay entre los relatos, pero también al de los personajes que narran. Esa
variedad de estilos, acorde con la variedad del punto de vista es una de las razones
que ha convertido a Fortuna en una exitosísima novela entre el público de todo
género y edad. No os la perdáis, es un auténtico page-turner.