jueves, 23 de septiembre de 2021

Otoño (Autumn), de Ali Smith

"¿La vida? era lo que intentabas atrapar, la intensa felicidad de un objeto ligeramente apartado de ti"

            Acabo de leer un libro extraordinario. No soy sólo yo, habríais de leer otras opiniones: "Glorioso" dice el Scotsman,  de "Brillante" lo califica el Financial Times, para Guardian es "La novela del año"... (2016) y así es en verdad. Es un libro que tenéis que leer. Es el primero del cuarteto estacional, un conjunto de cuatro libros, titulados con el nombre de las cuatro estaciones, interconectados pero independientes entre sí y que son una especie de "estado de la nación".

            Lo que se cuenta en Otoño viene precedido de cinco extractos, tres son versos de tres reconocidos poetas, uno es de un diseñador de moda... poesía, creatividad, la vida, los sentimientos y el paso del tiempo. Estos detalles ya nos dan un indicio de los temas en torno a los que va a girar el libro. El quinto extracto es de un periódico y reproduce información alarmante sobre el cambio climático. Si además hubiera incorporado uno más a cerca del "Brexit", habríamos tenido aquí el núcleo de las reflexiones e itinerarios por los que deriva Autumn.

            Comienza el libro con un sueño, el de un hombre viejo que se ve al borde de la muerte. Él es Mr Gluck. El siguiente capítulo lo protagoniza Elizabeth. la otra protagonista física de la novela, que se ve envuelta en un divertido diálogo con un burócrata del servicio de pasaportes. Su franqueza, su cinismo esclarecedor es el gancho de este personaje, al que seguimos con pasión en sus conversaciones con Mr Gluck, un hombre mucho mayor que ella, que se convierte en su amigo desde que en su infancia se ofrece como cuidador de la pequeña.

            Mr Gluck es un personaje también excepcional del que vamos sabiendo cosas de forma gradual pero sin seguridad, quizás fue escritor de canciones, quizás él mismo tuvo éxito y fama, quizás conoció a una famosa artista, Paulina Botty.... Lo que sí sabemos con toda seguridad es que ama el arte; describe a la niña con sumo detalle los cuadros de la artista sembrando así una semilla que fructificará cuando ésta se convierta de adulta en profesora de Arte de la Universidad de Londres.

            Esta relación y la que tiene Elizabeth con su madre da pie a disquisiciones sobre el arte, la vida, la amistad, los sentimientos, el paso del tiempo... De vez en cuando la realidad aflora con nombre de Brexit; no escapa la autora a la tentación de reflejar la realidad social que se está viviendo en su país tras el triunfo del sonado referendum de 2016 y lo hace de forma breve pero iluminadora. Se postula de forma indirecta en un capítulo en el que lo denuncia de una forma tal que el tratamiento literario que le da apenas deja entrever la crónica.

            Y éste es el último apartado en el que me voy a extender, la prosa. Tiene Ali Smith una hermosa forma de narrar, directa y a la vez poética, con gran atención a lo sensorial: los sonidos y sobre todo los colores nos inundan mientras leemos. Estamos ante una gran escritora, la mejor escritora escocesa sin duda, y este libro acabó siendo finalista del Man Booker Prize, en 2017 (el año que ganó George Saunders con Lincoln en el bardo deseodeserisla.blogspot.com, difícil tuvo que ser la decisión para el jurado)no sólo por el contenido sino por su deslumbrante forma. Ali Smith construyó su libro aportando elementos de otros campos artísticos, ya he mencionado a la pintora Paulina Botty (hay otros artistas), también del periodismo (el affair Profumo, a cuya protagonista Botty pinta en uno de sus cuadros) incorporando un fragmento del juicio de este mediático  caso (Profumo fue el ministro de Guerra británico en 1963 y el escándalo surgió cuando se supo que tenía relaciones con una corista, Christine Keeler, que a la vez era amante de un espía soviético). A esta fragmentación también colabora las disquisiciones y reflexiones que impregnan las páginas o el desorden temporal de los acontecimientos, o el relato de los sueños, o la historia de la madre de Elizabeth y su nueva amiga. Todo esto le permite crear un libro que en realidad es un apasionante collage de la realidad. No se sustrae a ella Ali Smith tampoco en lo formal, aunque estas características la unan más a la generación de los grandes renovadores de la novela moderna como Virginia Woolf o Faulkner que a la generación actual tan propensa a la autoficción.

La propia autora ha reconocido en una entrevista que le gusta hacer "trabajar al lector" hacerlo parte de su obra, y vaya si lo consigue. No podemos despegarnos ni por un minuto de su libro.

 

 

sábado, 18 de septiembre de 2021

HAMNET, de Maggie O´Farrell


 "He is dead and gone, lady,

He is dead and gone

At his head a grass-green turf,

At his heels a stone."

           Hamlet, Act IV, scene v

           

Muchísimos lectores saben ya que Hamnet es la narración ficcionalizada de un acontecimiento luctuoso en la vida de William Shakespeare, la muerte temprana de su hijo por alguna razón que hoy desconocemos. Hamnet es el nombre de ese hijo muerto antes de tiempo, un nombre que el bardo no permitió olvidar cuando escribió cuatro años más tarde su tragedia más conocida y renombró a su protagonista Hamlet. Sin embargo, él no es el protagonista de la novela, ni siquiera lo es el propio Shakespeare, sino su mujer, a la que aquí se llama Agnes.

            Agnes es como digo la auténtica protagonista de la novela. Maggie O´Farrell la dibuja en su mente como un ser atípico, dotada de una relación especial con la naturaleza que la convierte en sanadora por sus conocimientos de los remedios herbales y aún más, en alguien capaz de ver el interior de los seres humanos y de entrever su futuro. Esta mujer tan especial es la que elige el escritor cuando la ve salir del bosque vestida de una manera casi masculina y con un cernícalo amaestrado sobre la mano. Un ser tan diferente hace presagiar una historia diferente, escrita en una prosa que recuerda en ocasiones a la del siglo  XVII pero envuelta en un halo my cercano al de la ensoñación. Con él la autora consigue que el límite entre lo imaginado y lo real se vea borroso, que desaparezca por momentos. También influye el hecho de que no se mencione en ningún momento al gran escritor sino con términos ambiguos como padre, esposo o tutor de latín. Apenas se menciona Stratford, el lugar donde nació y vivió hasta que se fue a Londres, en su lugar se mencionan calles y lugares con los que nos familiarizamos  rápidamente, tan detallados en su descripción como lo pueda ser un personaje. La escritora se esfuerza y consigue emocionarnos con el relato de emociones y sentimientos muy profundos, aquellos que hacen que los seres humanos compartan una misma esencia, emociones que el gran escritor inglés supo condensar en su literatura: el amor, la fidelidad, la intriga, el desaliento, la traición, la culpa, la felicidad y el dolor....  La muerte y el proceso posterior que lleva al enterramiento del adolescente llega a emocionar realmente. Está contado centrándose en el dolor de la madre; su sufrimiento por la pérdida del hijo querido no nos deja indiferentes, sino que lloramos con ella, empatizamos con su dolor. Esto es lo que hacen los grandes escritores, que vivamos a sus personajes, y en esta novela pasamos de unos a otros siguiendo el relato, sintiéndonos cercanos, como habitantes  pasajeros del propio Stratford que conocieran a la familia de una forma cercana, como uno más de sus allegados.

            Es un libro de gran altura, justamente alabado por la crítica y los lectores, un libro que os recomiendo fervientemente.  Si ya conocíais a Maggie O´Farrell (Instrucciones para una ola de calor fue muy leído, casi tanto como La extraña desaparición de Esme Lennox), seguid leyendo, si no, animaos con este. Es una excelente forma de empezar.