domingo, 26 de enero de 2020

La cucaracha (The Cockroach), de Ian McEwan


     "Tanto si estas cosas hubieran sucedido como si no, muy bien podrían haber sucedido, podrían haber sucedido tan fácilmente, estaban destinadas a suceder."


   
La cucaracha que da título al último libro de Ian McEwan es un ser que evita la luz, que ama la oscuridad... Las cucarachas han vivido junto a los humanos durante miles de años  y siempre que el lado oscuro de éstos ha dominado, ellas han florecido. Y ahora están de vuelta, cuando la peculiar teoría del Reversalismo (el Brexit)  triunfe y la población se empobrezca, volverán a renacer. Con estas palabras más o menos se expresa al final del libro la cucaracha protagonista, es decir el Primer Ministro inglés que ha llevado a cabo el Reversalismo.
         El libro de McEwan es una elaborada sátira que tiene como protagonista no a un ser humano que se convierte en cucaracha como en La Metamorfosis de Kafka, sino en una cucaracha que se apodera del cuerpo del Primer Ministro inglés. Después del asombro inicial, éste rápidamente reconoce a sus congéneres que han hecho lo mismo encarnándose en los miembros de su gabinete. Desde el gobierne se promueve la teoría del Reversalismo, que hará a Inglaterra grande de nuevo y si os estáis preguntando si menciona a Trump, en efecto, lo hace, en la figura de Mr President Archie Tupper, el presidente del paraíso de los Reversalistas.
         ¿Y en qué consiste el Reversalismo? pues en revertir el flujo del dinero, los trabajadores pagarán a sus empleadores pero a cambio se les pagará por comprar. El comercio exterior funcionará de la misma manera: los exportadores le darán dinero a Inglaterra  para que compre sus productos e Inglaterra a su vez pagará a otros países para que importen sus productos... Una locura sí, del tamaño del Brexit.
         McEwan además de mostrar el absurdo al que los políticos ingleses están llevando al país, hace crítica del sistema parlamentario y de la élite política en particular, que usando la mentira con descaro la convierte en verdad en su afán de  conseguir sus fines sin importar los medios. No menos esfuerzo hace en apuntar con el dedo la función desestabilizadora que algunos medios de comunicación han ejercido, los cuales usando las artimañas más rastreras han colaborado en fomentar un populismo suicida. Tampoco se libra la UE de su afilada ironía cuando la acusa de excesiva regulación y de arbitrariedad en algunas de sus políticas (sin embargo reserva para Merkel el papel de Pepito Grillo cuando pregunta al PM Warum?, o sea, por qué ataca a sus amigos, por qué lleva al país a la destrucción).
         Es un libro entretenido, muy corto (cien páginas en la edición de Penguin), bien fabulado y acertado en el tono y maneras de encarar el reto. Sin embargo la sátira política nunca ha servido para que los gobernantes reflexionen acerca de lo que hacen, entonces... ¿Que ha llevado a McEwan a escribir este breve libro? quizás el hartazgo de lo que ha vivido, quizás el desdén que siente hacia la clase de políticos que se han hecho con el gobierno, quizás solo sea una forma de desahogarse por el temor de lo que se avecina. En cualquier caso, bienvenido sea, muchos de nosotros nos identificamos con él. O no podríamos aplicar la misma crítica a algunos de nuestros políticos en España?


viernes, 24 de enero de 2020

El corazón de Inglaterra, de Jonathan Coe


"Cameron ha destrozado este país. ¡Lo ha destrozado y se ha largado!"

            Este libro se tituló en la edición original Middle England (Penguin, 2018) pero fue publicado en Anagrama un año después con el título El corazón de Inglaterra, con buen criterio bajo mi punto de vista ya que de otro modo el lector español medio no hubiera percibido lo que son las Midlands en Inglaterra, lo que llamaríamos la Inglaterra profunda, la auténtica, la conservadora de las esencias de lo inglés.
            Qué es ser inglés es tema de debate en este libro y por ello se contrapone esta parte de Inglaterra cerca y alrededor de Birmingham con Londres, la cosmopolita capital del país. Sophia y Sohan representan ese Londres multicultural racial y tolerante, frente a Helena o  el señor Wilcox, que representan la Inglaterra profunda. Los primeros son jóvenes, con carreras universitarias exitosas y abiertos al mundo, los segundos son mayores, con trabajos tradicionales (ella ama de casa, él vende carretillas elevadoras) y encerrados en su pequeño mundo. Desde un punto de vista político, los primeros votan al partido laborista, mientras que los segundos lo hacen al partido conservador y esto a su vez permite al autor analizar no solo al tipo de votante sino también sus ideas políticas. El resto de los personajes del libro se decantan hacia una u otra posición con variantes más o menos radicales. Doug, el votante de izquierdas clásico se contrapone a la radical Coriander. Gail, la conservadora moderada al señor Wilcox. Y dónde está Ian? Pues pasa de la influencia conservadora de Helena a ver la luz al lado de Sophie.
            Ya veis que estoy hablando de los personajes sin haber mencionado el argumento de la novela, pero lo he hecho intencionadamente, porque no son libres, están al servicio de la argumentación. A parte de los ya mencionados tenemos a una estudiante transgénero  de ascendencia mezclada, musulmana e inglesa, que genera un agrio debate acerca de la corrección política en la que se suele enredar la izquierda, el inmigrante pakistaní y gay que ha triunfado, el ucranio que ha sobrevivido haciendo trabajos que los ingleses no quieren hacer, y el especulador de la City (y esto le da pie a Coe para incidir en la crisis financiera), la pareja de lesbianas (para hablar de la falta de tolerancia)... Y en medio de todos, Benjamin, el escritor al que han seleccionado el único libro que ha escrito para  el Booker Prize. Benjamin vive apartado del mundo en un viejo molino a orillas del Severn, una metáfora del devenir de la vida . Él, su familia y sus viejos amigos son los protagonistas de una entretenida historia, a la que sin embargo se le ven las costuras: los personajes, sencillos y esquemáticos, viven sus vidas con la función de mostrar al lector las investigaciones del autor.
            Vemos al autor tras los personajes, adivinamos sus intenciones y lamentamos las vidas de papel que ha creado. Asistimos a sus intentos de entender y hacer entender (me temo) lo que le ha ocurrido a su país para llegar al estado de confrontación nacional que alumbró el Brexit. Y eso hace que la historia se resienta. Ésta empieza con la celebración de los Juegos Olímpicos y así nos encontramos con un sentimiento nacional que aúna al país en torno al evento. Luego se empiezan a mostrar las fisuras al explicar la indignación de la clase media que se ha empobrecido con la crisis frente al  enriquecimiento de la clase alta, el resentimiento contra la élite financiera, el enfado general por el cierre de las industrias tradicionales por culpa de la globalización, la falta de trabajo y la sensación de haber sido engañados por una clase política elitista y egocéntrica.
            Coe pone en boca de Helena, quizás el paradigma del pensamiento conservador, tres palabras, "ríos de sangre", (hablando del enfrentamiento nacional). Son las palabras de un famoso e influyente político conservador, Enoch Powell, que, nacido en la clase media baja de las Midlands, fue un brigadier en la India y aunque empezó viendo el Imperio como una Gran Familia (eso sí cada uno en su país) luego se convirtió en adalid del Unionismo, el neoliberalismo y finalmente la Eurofobia. De él y de sus ideas se han alimentado los políticos conservadores ingleses en lo que a la cultura de la desregularización se refiere, la privatización y el consenso contra la inmigración, que al mismo tiempo grandes magnates de los medios de comunicación popularizaron en sus tabloides.
            Me ha resultado interesante su análisis y me ha aclarado algunas ideas sobre lo que pasó pero lamento a cambio la simplificación de los personajes y de la historia, que sufre enormemente bajo el peso de la reflexión. Se le ven los hilos.... y eso no me gusta en una novela, me saca de la lectura, me recuerda que lo que estoy viviendo es ficción.
            Por otro lado, Jonathan Coe no es el primer escritor que intenta explicar la idiosincrasia inglesa en un libro. Roger Scruton, un filósofo conservador, lo hizo en England, An Elegy (2006) y posteriormente Julian Barnes en England, England (por poner algún ejemplo), una novela satírica que recomiendo a todo el mundo porque no solo no cae en el error de Coe, sino que además resulta bastante más convincente.