miércoles, 26 de enero de 2022

Primavera, de Ali Smith

"La máquina solo funciona porque por un lado los seres humanos la hacen funcionar y por otro porque los seres humanos la permiten funcionar"

            Primavera es el tercer libro del cuarteto estacional iniciado por Ali Smith en 2016 con Otoño. Siendo éste sin lugar a dudas el más oscuro de los libros publicados hasta el momento, sigue compartiendo con sus compañeros del cuarteto algunas características en común.

            El recurso a la literatura y al arte como medio para huir del prosaísmo de  la realidad, de las circunstancias adversas del mundo en el que vivimos (Brexit, calentamiento global, racismo, emigración...)se hace de nuevo evidente como elemento de gran importancia en la narración de la historia (Rilke y Mansfield se convierten en elementos de metaficción, y los etéreos cuadros de Tacita Dean en paisaje de fondo). Por otro lado  esas mismas cuestiones tan de actualidad ahora se tratan, como en los libros anteriores, pero ya no dulcificadas por el amor sino en toda su crudeza. La división de Gran Bretaña como país es una evidencia de la que queda constancia en estos mismos temas y ahora más que nunca la escritora alza su voz para luchar contra esa marea que lo ha arrasado haciéndolo casi irreconocible.

            El libro se organiza en torno a dos historias la del director de cine y televisión Richard Lease, que sobrelleva el declive de su trabajo y la pena de la muerte de su mejor amiga, una inteligentísima guionista irlandesa, junto con su propio fracaso como marido  (su mujer le ha dejado llevándose a su hija, a la que ha sustituido en su cabeza por la imagen de una niña con la que habla internamente y a la que lleva a todo tipo de acontecimientos culturales a los que asiste).

            Una adolescente muy especial, Florence, consigue salvarlo del suicidio y con ella entroncamos con la segunda línea argumental que he mencionado, la de Brittany, una trabajadora de un centro de internamiento de emigrantes ilegales, a la que Florence engaña para que la acompañe a Escocia, donde se va a reunir con un grupo que se dedica a ayudar a los inmigrantes que han entrado ilegalmente en el país. Esta segunda trama abre la puerta a muchas consideraciones sobre el tema, que merece la pena leer atentamente.

            Esta gente sin hogar son el reverso de los personajes literarios que Ali Smith ha incluido en el relato. Tanto Rilke como Katherine Mansfield, y más adelante Chaplin fueron escritores que vivieron y murieron lejos de su patria. Su peripecia vital se convierte en la trama que Richard debe filmar, solo que de una forma demasiado "moderna" con la que no está de acuerdo. Los muros con los que se encuentran los emigrantes son también las montañas que Tacita Dean pinta en tiza sobre pizarra, las nubes el movimiento constante de estas personas: el arte al servicio de la Ética.