"Qué
extraño sentirse completamente bajo el control de otra persona, pero también
qué normal"

Marianne
y Connell son diferentes al resto desde el comienzo del libro. Él, aunque muy
popular en la escuela, vive bajo la sombra de un sentimiento de no pertenencia
(clase baja, hijo de madre soltera... pero ésta no parece ser la razón) y ella,
solitaria, independiente y, aunque de buena familia, vive al margen de una
forma poco corriente; ambos se ven atraídos mutuamente por un amor tan
apasionado como pueda ser el primer amor. Pero ni siquiera éste es normal,
porque está teñido de la completa sumisión de Marianne y el oscuro miedo de
Connell a que lo asocien con ella y así, de este modo, su reputación se
resienta.
La
pareja vuelve a encontrarse en la Universidad de Dublín, donde ella es la
popular y él el marginado, y comienza entonces una serie de encuentros y
desencuentros que ocupan la mayor parte del libro. El hecho de que éstos vengan
precedidos de imperdonables errores de comunicación hace que el lector acabe
impacientándose (¿Por qué no te explicas mejor?, acabas por querer preguntarle
a cualquiera de los dos). Otras consideraciones que atañen a la novela son los
problemas de clase, la reputación, el desconocimiento de uno mismo y de los
demás... Es una novela de personajes, de dos personajes en concreto, Marianne y
Connell, porque el resto aparece bastante desdibujado. No es un gran problema
desde mis punto de vista que los amigos/enemigos aparezcan sin mayores
consecuencias, pero sí lo es en el caso de algunos de ellos. Por ejemplo, la
madre de Marianne, Denise, que apenas aparece dibujada al igual que su hermano
Alan y, sin embargo, ambos deberían ser piezas fundamentales ya que juegan un
papel muy importante en el desarrollo psicológico de la protagonista. La otra
madre de la historia, Lorraine, es la madre de Connell; es una madre perfecta,
comprensiva y orgullosa de su hijo, pero cuesta creer que procediendo de una
familia con un record criminal y habiendo tenido a su hijo con diecisiete años,
esto no se deje ver en su personalidad ni en la de la gente alrededor.
En
fin, estamos ante una novela que se lee con interés cuando sucumbes a una
historia triste y bien tramada, a unos personajes con los que llegas a
impacientarte porque esconden sus emociones tras las palabras, cuando, en
definitiva, te pliegas a los meandros de su psicología a veces confusa, a veces
brillante. Él lee a Jane Austen, quizás podamos establecer una relación entre
los protagonistas de Orgullo
y Prejuicio y los protagonistas de la historia: los diálogos ingeniosos,
los malentendidos, las interpretaciones equivocadas, el conflicto de clase en
la mente del otro...
Sally Rooney es una autora muy
joven. Con Conversaciones
entre amigos (2017) consiguió el reconocimiento del mundo de las letras,
y con esta novela, escrita tan solo un año después, se ha reafirmado como una
novelista interesada en la psicología de los personajes; estaremos atentos a su
próxima publicación.
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