lunes, 26 de agosto de 2024

La liebre con ojos de ámbar, de Edmund de Waal

"Odesa es ciertamente un buen sitio desde donde partir. Puedes ir hacia el este o hacia el oeste. Es  mordaz, ávida, políglota."

El título del libro de Edmund de Waal hace referencia a un netsuke (miniaturas japonesas de marfil de la era Edo) que es parte de la colección de 264 piezas que uno de sus antepasados, Charles Ephrussi, adquirió en París a finales del siglo XIX cuando el Japonesismo estaba en boga en la capital francesa en los círculos artísticos y literarios en los que se movía. Este Charles Ephrussi fue un historiador del arte y coleccionista tan reconocido en estos círculos que aparece al fondo del cuadro de Degas, El almuerzo de los remeros, además de, según parece, haber sido la inspiración para el Charles Swann de En busca del tiempo perdido de Proust.

Desde el principio el escritor y ceramista confiesa que quiere hacer un seguimiento de las piezas desde que llegaron a las manos de su antepasado hasta el momento actual cuando llegan a las suyas. Este objetivo le sirve a de Waal  para contar la historia de su familia. Viaja a París, Viena y Odessa donde iniciaron su fortuna con el comercio del grano para luego convertirse en riquísimos banqueros. Especialmente doloroso es el periodo que da pie a la Segunda Guerra Mundial cuando la familia sufre el antisemitismo, la desposesión de sus riquezas y finalmente el éxodo: su abuela Elizabeth se instaló en Inglaterra y parte de la familia en México y Japón. De su tío-abuelo Iggie precisamente hereda de Waal los netsuke. El círculo se cierra con él y es él en toda propiedad el que tiene y ejerce el derecho de contar la historia de su distinguida familia.

El libro ha sido un bestseller en toda Europa y eso, desde mi punto de vista, es así por dos razones, primero porque lo que cuenta es interesante y segundo porque está bien contado. De Waal mezcla historia con recuerdos e investigaciones creando un libro cuyo género es difícil de definir. Las vicisitudes de las vidas de sus antepasados se cuentan inmersas en la sociedad y la cultura del momento (y que tan bien se detalla) y con la historia que les tocó vivir haciendo así que todo cobre vida y por tanto interés para el lector. Aunque el verano ya ha pasado, queda un magnífico septiembre para leer y yo os animo a hacerlo con este estupendo libro.