"Muy muy
lejos hay un lago, En el lago hay una isla, En la isla hay una iglesia, en la
iglesia hay un pozo..."

Son ciento sesenta páginas (edición de
Duomo) de una prosa sencilla y minimalista, pero que deja imágenes
perturbadoras y recuerdos imborrables de una gélida noche de enero en algún
pueblo minúsculo del norte de Noruega. Mientras nos cuenta las odiseas de Jon y
Vibeke, Hanne Orstavik enciende en el
corazón de sus lectores una llama de amor hacia sus personajes, aislados,
desvalidos en su soledad, impotentes para conectar, una llama que se hace
cenizas ante el asombro, o tal vez la indignación; es fácil llegar al final y
culparla, pero si lo hacemos es que hemos olvidado todo lo que Hanne nos ha
contado de ella anteriormente. En cuanto al niño.... En una entrevista a la
autora el periodista le pregunta qué es el amor y ella contesta que todavía no
sabe en qué consiste, pero el amor incondicional del niño hacia su madre es sin
duda lo más cercano a una respuesta que pueda darse.
Después de hablaros de este pequeño
pero inmenso libro, quiero contar a los que no la conozcáis que Anne Orstavik
es una de las autoras más admiradas de la literatura noruega, ha recibido
varios premios a lo largo de su carrera, entre los que destaca el Brageprisen, la
distinción literaria más importante de su país. Traducida a más de veinte
idiomas, Amor (1997) la encumbró como
una de las mejores novelistas de la literatura noruega actual.
¡No dejéis de
leerlo!
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