domingo, 28 de marzo de 2021

Lincoln en el Bardo, de George Saunders

 "Y no quedaba  nada por hacer sino irme. Aunque las cosas del mundo seguían siendo fuertes dentro de mí."

            La primera novela (Premio Booker 2017) de este magnífico escritor de relatos es a su vez una magnífica historia que hunde sus raíces en un acontecimiento verídico, la muerte del hijo de Abraham Lincoln, el presidente de Estados Unidos durante la Guerra de Secesión. A pesar de que su hijo yace en la cama preso de la fiebre, Lincoln y su esposa dan una fiesta en su casa. Saunders incorpora acotaciones de observadores contemporáneos sobre la magnificencia de la fiesta y la posterior tragedia que asola a la familia. Willie muere y es enterrado en la cripta del cementerio de Oak Hill, y aquí es donde Saunders hace arrancar su historia, de las al menos dos ocasiones en que el presidente visita la cripta por la noche, donde se sienta y lamenta la muerte de su hijo. El relato del sufrimiento del presidente exacerbado por su sentimiento de culpa, es una de las partes más logradas de la historia porque Saunders aúna el dolor por la muerte del hijo con la responsabilidad que siente por los muertos de la Guerra Civil.

            Según se explica en la contraportada del libro, el Bardo es según la tradición tibetana un estado transicional entre la vida y la muerte donde los fantasmas de diferentes procedencias y edades se mezclan. Desde el comienzo Bevins (que se suicidó por el abandono de su amado), Hans Vollman (que muere cuando está a punto de consumar su matrimonio con una mujer mucho más joven que él) y el reverendo Everly Thomas se convierten en los personajes que guían el relato (no hay narrador), actuando el resto individualmente o como el coro de la Tragedia griega, que amplifica y dota de complejidad a la historia con el relato de sus propias tragedias. Encontramos a Vermonter, un pederasta que se justifica "por su predisposición"; también se justifica la Voz Británica, que masacró un regimiento y la Voz de Bajo, que junto con su esposa mató a su bebé. La voz de los Inocentes es la de  Litzie, una bella esclava negra violada y violentada durante toda su existencia, y otros muchos personajes de  toda índole. Los negros, enterrados en la parte más humilde del cementerio, pueden atravesar La Verja, cosa que es imposible para los blancos enterrados en la parte más noble. El símbolo de  La Verja de Hierro (las limitaciones que nos imponemos) es uno más dentro del libro. El más original es sin lugar a dudas el Matterlightblooming, una suerte de estallido que acompaña a un alma al salir de el Bardo cuando decide irse. Otro símbolo  recurrente es el de la sick-box (la capacidad para autoengañarse). Desde el principio  Bevins  y Vollman hablan de hallarse en una sick-box, en realidad un féretro pero ellos prefieren creer que están enfermos. Son precisamente ellos los que toman a Willie bajo su protección, los que cuentan el sufrimiento de la familia, el dolor del padre y la esperanza del hijo de que vuelvan a por él... Cuando comprenden que la única salvación para él es hacer que se vaya, comprenden al mismo tiempo cuál es el camino de su propia salvación.

            Hay mucho humor en el libro. Saunders fue y es aquí el rey de la parodia, unas veces mezclada con el pastiche del lirismo poético, otras con el humor redondo más popular (es cómico el lugarteniente Stone en su afán de represalia). En otro plano están las numerosas acotaciones, unas verdaderas y otras inventadas, que cuentan la historia desde otras perspectivas. Esta amplificación de las voces narrativas, la ausencia de un narrador, los referentes culturales de todo tipo (la historia, la religión, la literatura, la filosofía o la psicología....) convierten a esta novela en una novela de las llamadas experimentales, en un momento en que la narrativa americana se desgrana en multitud de caminos exploratorios tras el dominio de Raymond Carver o Tobías Wolff.

            Es precisamente este personalísima y compleja experimentación literaria lo que ha echado para atrás a muchos lectores y ha desanimado a otros para llegar al final. Pero no dudéis en leer esta novela si verdaderamente os interesa la Literatura. Es una novela fascinante, de un esfuerzo sobrecogedor, un auténtico alarde técnico y expresivo. No dejéis de intentarlo, merece la pena. Ah! Un último consejo, si podéis leedla en inglés, se disfruta más.

 

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