"Todo lo hacía pensar en algo oscuro y mortífero, en arañas y en cementerios abandonados, en el piso frío del baño a la noche y la sangre que salía de entre las piernas de su madre y olía a metal y a carne..."
Esta premiada
novela de Mariana Enríquez (premio Herralde de Novela, Premio de la Crítica
2019) fue publicada por Anagrama ese mismo año e ignorante del paso del tiempo,
no la he cogido entre mis manos hasta ahora. ¡Mal hecho! Me estaba perdiendo
una magnífica novela de la que supongo que la mayoría de vosotros ya conocéis
el argumento. Como su padre, Gaspar está llamado a ser medium en una sociedad
secreta, la Orden, que contacta con la Oscuridad en busca de la vida eterna
mediante atroces rituales. Pero como
casi siempre el quid no está en el qué sino en el cómo. Es terror
sobrenatural y está contado con minuciosidad, con abundancia de adjetivos y
verbos, como si la autora se recreara en las escenas más terroríficas, en la
violencia que anida en cada página, en las perturbaciones que produce cada
palabra. Es una maestra de lo macabro.
Mariana Enríquez ha
escrito una novela que no nos deja respirar, una novela logradísima, un mal
sueño del que no sabes si quieres despertar. Con el trasfondo de los
desaparecidos en la dictadura militar o los estragos del sida en Argentina, la
autora teje su terrorífica historia a lo largo de seiscientas sesenta y siete
páginas. Que eso no os eche para atrás, se pasan volando.
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