jueves, 5 de noviembre de 2020

Un silencio salvaje, (Wild Quiet), de Roisín O´Donnell

 "Pero el tiempo era huidizo, y yo solo podía oír su murmullo en algún sitio más allá de mis sueños."

            Roisín O´Donnell es una escritora irlandesa muy joven, poco conocida en España pero que en Irlanda ha obtenido ya varios reconocimientos, entre ellos ser candidata al galardón Kate O´Brien, lo cual para mí ya es un gran logro, dada la admiración que siento por esta magnífica escritora irlandesa que rompió moldes allá por los años treinta. Wild Quiet fue escrito en 2016 y es su primera incursión en el relato corto.

            Lo primero que nos sucede a medida que vamos avanzando en el libro es constatar que casi todos los cuentos giran en torno a una situación problemática diferente marcada por su actualidad: los dos hermanos nigerianos que se encuentran con una trampa mortal a las afueras de Dublín, la mujer española que espera en Sevilla a su hijo desaparecido al nacer, la niña somalí traumatizada por los campos de refugiados, la mujer brasileña que viene a Irlanda por amor y se empeña en aprender irlandés en su deseo de integrarse mejor, la pérdida de un hijo... Cobra obviedad también que casi todas las historias son contadas desde la perspectiva de una mujer o de un niño (solamente dos, When Time Streches y Kamikaze Love, son contadas por hombres, y la primera vuelve a estar relacionada con un trauma infantil). Resulta llamativo también la variedad geográfica del espacio en el que se desarrollan: Irlanda en primer lugar (el hermoso paisaje de la isla se describe con amor, con un lirismo a veces enternecedor) pero también Madrid y Barcelona, la isla de Java, Brasil... En un deseo creo que consciente de contar la nueva variedad cultural de Irlanda que la emigración ha traído, su riqueza y sus problemas: la desconfianza de los isleños hacia lo que viene de fuera o directamente el racismo. Aunque por otro lado parece más centrada en analizar el choque que supone  la adaptación cultural para  los niños y familias venidos de fuera, como se muestra en Cómo ser millonario, Crushed o Wild Quiet, que da título al libro. 

            Las historias contadas por mujeres tienen como tema principal la familia, el amor o los hijos: el dolor de la maternidad perdida en Corazón de Titanio o el hijo como medio para acabar con la soledad de una mujer socialmente exitosa en Sobre Cosmología. Las mujeres son protagonistas, pero no lo es menos el lenguaje. Acierta la autora al utilizar la lengua propia de cada comunidad para fortalecer la sensación de verismo que despiertan las historias donde lo onírico o lo surreal  son protagonistas. Palabras en español, irlandés, nigeriano o somalí florecen en medio del inglés con fuerza propia y contribuyen a crear la magia de la que se alimenta la ficción.

            Quizás lo que más me ha gustado es la originalidad de la forma en que ha contado sus  historias: en la última que he mencionado, Sobre cosmología, hace que la protagonista hable con el cigoto que se aloja en su vientre, en Corazón de Titanio, es la propia ciudad, que se funde, la que habla del corazón destrozado de la mujer por la pérdida de su hijo... En el caso de Amor kamikaze y  Paisajes Infinitos son los fantasmas los que dirimen el desenlace del argumento...

            Además está su originalidad estilística, Roisín escribe con hermosas imágenes y metáforas que se convierten en parábolas en el caso de Corazón de titanio, deja sitio para lo onírico en La muerte y el arquitecto, sobre Gaudí y la construcción de su catedral, además de dar voz a los muertos en Amor Kamikaze  y en Los recuerdos de Ebenezer, sobre el conflicto de Irlanda del Norte.  Este gusto por lo onírico o lo telúrico parece nacer de la mitología irlandesa, dejar esa puerta abierta está dentro de la tradición de un país donde este mundo tiene una realidad propia y así no es de extrañar que el protagonista de Amor Kamikaze esté convencido de vivir con el fantasma de su novia muerta. Estas creencias antiguas, tradicionales corren paralelas a las que aportan los emigrantes africanos, la madre que en Paisajes infinitos está convencida de haber dado a luz a una niña abiku, una niña especial, que guarda el alma del bebé muerto antes de nacer ella. También ligada a la tradición escrita irlandesa está el amor al paisaje, que figura como un personaje más; tal es su importancia que afecta a la vida de los demás personajes, lo describe con una precisión asombrosa a veces y otras de un modo subjetivo: liviano, prístino, aéreo, sinestésico, más sentido que percibido. La niebla del paisaje irlandés, la que deja entrever o permite anticipar, imaginar,,, Imaginad ahora que tenéis este libro en vuestras manos, leedlo; es de una autora que promete.

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