martes, 29 de octubre de 2019

Los asquerosos, de Santiago Lorenzo


          
"las circunstancias y un destornillador lo llevaron allí"

            Podríamos decir de Santiago Lorenzo que es alguien que ha estado siempre relacionado con la difícil tarea de contar historias. Primero a través del cine como guionista, director y productor y en los últimos años ya como escritor de novela. Los asquerosos es mi primera toma de contacto con este audaz escritor que ha roto todos los moldes con una escritura antigua y moderna a la vez que le ha granjeado el éxito a nivel nacional: más de 25.000 libros vendidos y ya va por la séptima edición, lo cual, teniendo en cuenta que lo edita Blackie Books, una editorial independiente, es mucho decir.
         La historia en sí no es lo más importante. Manuel, un joven inteligente y preparado aunque con dificultades para relacionarse socialmente, lucha por abrirse camino en el Madrid de los trabajos mal pagados y los alquileres imposibles. Por desgracia un día mata accidentalmente a un policía antidisturbios y tiene que exiliarse de la ciudad al campo, concretamente a Zarzahuriel, epítome de los pueblos abandonados de la España vaciada. Allí descubre la felicidad viviendo en la máxima austeridad. Esta ansiada soledad se ve rota por la llegada de los "mochufos", una familia de clase media gritona, consumista e ignorante  a los que tiene que echar para poder seguir disfrutando de su exilio.
         No estamos aquí ante el tema de menosprecio de corte y alabanza de aldea, no estamos ante un Robinson Crusoe moderno  porque nuestro Manuel no quiere que lo encuentren, sino ante la búsqueda de una nueva forma de relacionarse con el mundo. Lorenzo insiste en preguntarse por qué en la Edad Media la gente buscaba la soledad (ermitaños, monjes cartujos...) y en nuestra sociedad moderna no podemos estar solos ni un momento. Esta búsqueda de Manuel, y la aceptación de esta nueva relación con el mundo constituye el eje de la novela.
         Hay mucha ironía y mucho humor en el libro, también mucha crítica social. El humor nace de las situaciones rocambolescas que se producen , pero sobre todo del lenguaje, que para mí es el auténtico protagonista de la novela. Lorenzo juega con el lenguaje, lo exprime para crear palabras nuevas (dispresencia... Fuegología y Chimenéutica dice que estudiaba Manuel cuando pretendía hacer un fuego), lo vulgariza ( gañote, buche, el jambo, el nota), lo arcaíza (De menor majestad era aquello de matar moscas... apuntaba el número de volátiles derribados) y de pronto nos sorprende con un cultismo. No es parco en metonimia, sinonimia, sinécdoque, paralelismos y paradojas. Adora la exageración, el pleonasmo. Cultiva la astracanada (querido Muñoz Seca), el humor absurdo y la ironía de Jardiel Poncela (...ya que no podía encariñarse con alguien y que estaba solo, se encariñó con una parra, que le describía con todo lujo de detalles...). Adora la greguería de Gómez de la Serna y el humor nihilista y procaz (Me barruntaba tanta emisión flotante que ya debía haber flores que fecundaran en fruto con el material genético manueliano).
          La crítica social impregna el libro de principio a fin. La crítica a la sociedad en que vivimos se manifiesta de forma dolorosa en la familia que invade el pueblo, poderosa imagen de una sociedad corrompida por el consumismo y por el relativismo moral, una sociedad vacía, sin principios morales, una sociedad, en fin, superficial, que le da asco. Los asquerosos son "las ratas de centro comercial, los que encuentran gracioso tirarse pedos, los que ven Sálvame, los que se cuelan en las colas, los que se dicen católicos y no van a misa, los que se las dan de patriota y no saben colocar Almería en un mapa..." (en una entrevista con Oscar López en Página 2) y los mochufas, un subconjunto que todos conocemos bien, por eso cuando les sucede lo que les sucede, nosotros, sus lectores, podemos permitirnos la risa, la risa gorda sí, y ¡Qué buen momento! ¡Qué magnífica venganza!
         En efecto, el libro es de esos que no puedes dejar de leer. Lo recomiendo totalmente, aunque (o precisamente por eso) al final tengamos que plantearnos si nosotros también tenemos los mismos pecados que se denuncian.

2 comentarios:

  1. Excelente comentario de la novela. Estoy muy de acuerdo en que el protagonista es el lenguaje que utiliza el autor. Yo también recomiendo esta obra, y además, vivamente.

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  2. Siento no haberte contestado, no estoy acostumbrada a los comentarios.
    Muchas gracias.
    ¡Me encanta tu poema!

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