"- A veces debe estar bien no tener sentimientos. Te envidio.
- Creo
que tengo muchos sentimientos. Cuanto más observo, más sentimientos
acumulo"
"Una nunca sabe cómo saludar a
una invitada como tú. Después de todo, ¿eres una invitada? ¿O te trato como a
una aspiradora? Esto es lo que le dice a Klara uno
de los personajes del libro cuando la conoce: la inseguridad en el trato nace
de las dudas acerca de un ser artificial sumamente perfeccionado.
Klara es una AA (Amiga Artificial)
alimentada con energía solar, una de esas AA que compran los padres a sus hijos
mejorados para contrarrestar su soledad. Klara es una AA muy especial dentro de
las de su clase, capta y entiende las emociones humanas con facilidad, vemos
cómo acierta, gracias a una inteligencia también excepcional, a comprender las
emociones de los humanos con los que va a convivir y las relaciones que
establecen entre ellos. De una forma inteligente a la vez que naif va
desgranando poco a poco el tumultuoso mundo de la casa donde ha sido llevada:
la relación hiperprotectora y culpable de la madre hacia Josie, la hija de 14
años a la que Klara ha de acompañar, la ausencia del padre, la fiel dedicación
de la sirvienta, la estrecha relación de la niña con Rick, un niño no
mejorado....
Desde el principio intuimos que la
enfermedad de Josie tiene que ver con su "mejoramiento" pero nunca
llegamos a saber el mal que le aqueja. No importa. No es necesario. Lo
principal son los temas que subyacen bajo la trama: los autómatas inteligentes
que parecen van a poblar nuestro futuro, nuestra relación con ellos, su
relación con nosotros. En este punto Klara parece estar más cerca de David, el
autómata de AI de Spielberg, porque es un ser inocente que cree en un poder
sobrenatural (el sol para Klara, el Hada Azul para David) al que pueden
dirigirse y rogar buscando una solución (no diré cuál). Además de los
protagonistas de la narrativa, Klara y David son amistosos, nunca se rebelan,
están al servicio de los humanos y se sienten felices de estarlo: no tienen necesidades, su plenitud reside en
el servicio que puedan prestar a un ser humano.
Todos o casi todos hemos leído Nunca me abandones, el libro que
Ishiguro publicó en 2005 y que también está situado en un mundo futuro. Con Kathy,
la protagonista, también comparte Klara algunos puntos en común. Si en aquella
novela se creaban androides con el fin de servir de reservorio para futuros
implantes de órganos a humanos, los AA en Klara
y el sol son creados para contrarrestar la soledad de esos adolescentes
crecidos sin relacionarse con otros, que estudian con profesores particulares a
través de sus rectángulos y que asisten a fiestas preparadas por sus padres con
el único fin de que aprendan a interactuar antes de ir a la Universidad. La
docilidad, la amabilidad, la lealtad o la fe son algunos de los rasgos comunes
entre Klara y Kathy, sin embargo Kathy muestra una suerte de melancolía que la
hace vulnerable y que por tanto invita al lector a empatizar con ella, un
sentimiento del que no dispone Klara y que impide por tanto que la estimemos
tanto como al otro androide. O quizás no sea tanto así ya que su traumático final nos entristece hasta lo más
profundo.
La sencillez del título, Klara y el sol, tiene reminiscencias de
otros títulos de libros, libros escritos para niños en los que los autores
cuentan bajo una apariencia inocente (el sol, el agua, los animales....)
realidades difíciles de digerir para ellos. Klara, a pesar de ser muy
inteligente, desconoce los motivos que mueven el alma humana: el amor, la ira,
la tristeza, la soledad.... tampoco la muerte. Así la conocemos al principio
del libro, cuando, desde el escaparate de
la tienda donde se expone, observa a los humanos y aprende observándolos. Klara cambia cuando
experimenta el mundo: aprende sobre estos sentimientos pero sigue manteniendo
la actitud de un niño: la lealtad y la fe en sus mayores. Es ella la narradora
y ello, contar con un narrador externo, permite al autor y a nosotros mismos
encararnos con nuestras debilidades y nuestras pequeñas grandezas.
En definitiva, siendo Klara y el sol un magnífico libro que
toca temas interesantísimos, creo sinceramente que la belleza de Nunca me abandones sigue siendo
imbatible.
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