"El reflejo en el oleaje de un bólido licuado rodando a duras penas por el firmamento como un tren en llamas"
El último y
larguísimo libro que Cormac McCarthy escribió antes de morir (2023) incluye
estos dos títulos y aunque por otros lares se han publicado por separado yo
creo que su publicación conjunta en un solo volumen ha sido lo más acertado, a
pesar del trabajo que cuesta mantenerlo entre las manos.
El primero cuenta
la historia de Bobby Western, un buzo de profundidad que en uno de sus trabajos
se encuentra en el fondo del mar un avión al que le falta un pasajero y la caja
negra. A partir de ese momento empieza a ser perseguido por unos individuos de
los que desconocemos todo salvo que parecen ser del gobierno. Su cuenta
bancaria es cancelada, su coche es embargado, su casa registrada.... no le
queda sino salir huyendo. Este es un breve resumen pero no lo más interesante.
Lo que más interesa, a mí al menos como lectora, es la profundidad y riqueza
del relato: las conversaciones que mantiene con sus amigos, las reflexiones
personales y las dedicadas a temas más mediáticos como la muerte de Kennedy,
las disquisiciones existenciales, y ,sí, incluso las disertaciones teóricas
sobre cuestiones de física, que a algunos han parecido un peso muerto para el
relato.
El origen del
sufrimiento de Bobby reside en que carga con la culpa de haber tenido un padre
que participó en el proyecto Manhattan pero sobre todo en haberle fallado a su
única hermana, Alicia, que acabaría suicidándose. Precisamente Alicia es la
protagonista de Stella Maris. Este segundo libro se construye con las
conversaciones que ella mantiene con su psiquiatra en un centro para enfermos
mentales llamado como el título de la novela. Alicia padece esquizofrenia
paranoide (recibe visitas imaginarias de un personaje al que llama el Chico de
la Talidomida o simplemente El Chico, un personaje que también se le aparece a
Bobby una vez y cuyo significado es difícil de desentrañar) además de ser
sumamente inteligente. Esta vez son sus estudios matemáticos los que se
entremezclan con cuestiones filosóficas y personales, y salen a la luz en
intercambios rápidos, entreverados de humor y absurdo.
El altísimo
coeficiente intelectual de los dos hermanos no los ha hecho más felices. Cargan con un pasado donde la
culpa y la relación incestuosa que los unió pesa (de manera diferente) sobre sus
conciencias. Su extremada inteligencia, que les lleva a cuestionarse hasta la
misma realidad, les arrastra por derroteros de negación y abandono; la
hamletiana incapacidad de Bobby para tomar decisiones termina con un final
bíblico en el que quedan resonancias del McCarthy más auténtico.
En cuanto al
estilo, si sois lectores de McCarthy, sabed que lo tenéis aquí de nuevo con la
versatilidad a la que nos tiene acostumbrados, hace gala de una prosa rica y
variada que pasa de la sobriedad de Heminway al barroquismo bíblico. Su prosa
es precisa y contundente, rica y estimulante, oscura muchas veces, otras con
tendencia a la melancolía. Es difícil resumir en pocas palabras un libro que me
ha gustado mucho y que os recomiendo con especial interés.